Querida Vera,
hoy cumples un año, aunque tu tiempo no sabe de calendarios, sino que se mide en cubitos de arena del parque, hojas, tréboles. Y bloques de madera. Cajas de cartón. Globos.
En pasitos graciosos: vacilantes aún y a la vez resueltos a conquistar el "bipedismo", arrastrados por la curiosidad voraz de tus ojos. Y yo arrobada por el esplendor de tu sonrisa. ¡Ay, tu sonrisa*!
¡Ha pasado un año ya*! ¡Muchas felicidades, mi niña!
Te quiero,
Mamá.