jueves, 27 de febrero de 2014

Con frecuencia echo la tarde recogiendo esas bolitas peludas que caen de los árboles

Con frecuencia echo la tarde recogiendo esas bolitas peludas que caen de los árboles del parque de la laguna, me lleno los bolsillos de arena, camino por los bordillos y retozo sobre la hierba. De vez en cuando cojo el primer autobús que tenga parada en cualquier lado y me siento bien cerquita de la ventana para verlo todo al pasar. Después hago el camino de vuelta persiguiendo a mi sombra en círculos, parándome a examinar todas las hojas caídas, todos los palitos, todas las hormigas, mariquitas, mariposas y caracoles. Acariciando a todos los perros. Persiguiendo a todos los gatos. Corriendo detrás de todas las palomas. Señalando un avión que pasa y que, según tú, va a Chile, como todos los aviones. Descubriendo con entusiasmo que ya salió la Luna. Buscando las estrellas con avidez...

Sólo por el mero placer de escuchar cómo lo narras todo con tu lengua de trapo.